A lo largo de su papado, Francisco se destacó por su enfoque pastoral profundamente humano y por su compromiso con los más vulnerables. Su lema, Miserando atque eligendo, «Lo miró con misericordia y lo eligió», resumía su constante invitación a ver en cada ser humano un hermano, especialmente aquellos que viven en la periferia de la sociedad.
El Papa Francisco fue un firme defensor del cuidado de la Casa Común, reflejado en su encíclica Laudato Si’, donde hizo un llamado urgente a la humanidad para proteger el medio ambiente y actuar contra la crisis ecológica. Su preocupación por los más pobres y su lucha por la justicia social marcaron un pontificado que se destacó por la cercanía a los marginados, la denuncia de las injusticias y su incansable trabajo por la paz.
Su enfoque hacia una Iglesia «en salida», activa y en constante diálogo con el mundo, fue también uno de los pilares de su pontificado. A través de su mensaje de fraternidad universal, como se reflejó en Fratelli Tutti, Francisco invitó a la Iglesia y al mundo entero a vivir la unidad y la solidaridad, sin importar las diferencias culturales o religiosas.
Con su legado de esperanza, el Papa Francisco ha revitalizado la misión de la Iglesia en tiempos modernos, promoviendo la reforma interna y la sinodalidad. A través de sus gestos, como lavar los pies a refugiados y visitar a los encarcelados, mostró el rostro de una Iglesia misericordiosa y cercana, comprometida con los más necesitados.
En su última encíclica, Dilexit Nos (2024), reflexionó sobre el amor de Dios como centro de la fe cristiana, un mensaje que nos invita a vivir la esperanza en un mundo marcado por desafíos.
Hoy, mientras lloramos su partida, recordamos y agradecemos su legado. Nos invita a continuar su misión de justicia, paz y amor. Que su descanso sea en la paz que predicó y vivió.
Desde el Colegio San Ignacio de Loyola, unimos nuestras oraciones por su eterno descanso y pedimos que su ejemplo de servicio y amor al prójimo siga iluminando el camino de todos los que le seguimos.